El viernes 6/3 realizamos en el bosquecito de la Escuela de Ciencias de la Información nuestra fiesta del ingresante.
Fiesta que nos vimos forzados a organizar de manera conjunta con la agrupación “La Bisagra”.
Por considerarlo injusto nos vemos en la necesidad de poder aclarar las razones que nos llevaron a confluir en la organización de nuestra fiesta con esta agrupación. Todos los años organizamos fiestas del ingresante que no sólo nos permiten dar la bienvenida a los nuevos estudiantes, sino que además constituyen una forma de financiar nuestras actividades.
Desde el Movimiento Universitario SUR, por haber aprendido de la experiencia, tomamos la precaución de definir la fecha de nuestra fiesta teniendo en cuenta las fechas de las fiestas de las demás agrupaciones. De allí que el año pasado definimos hacerla primeros y este año al ultimo de todas.
La Bisagra tenía programada su fiesta para el 13/2, producto de un altercado con otra agrupación que tenia la misma fecha decide suspenderla. El problema consiste en que posponen su fiesta para el mismo día en que la íbamos a realizarla nosotros.
Esta de más decir que nosotros para poder hacer la fiesta en el bosque hicimos el camino burocrático que nos impone arbitrariamente la Secretaria de Planificación General de la UNC que, vale aclarar, maneja la Franja Morada. Decimos arbitrariamente porque no existe ninguna reglamentación, norma o condiciones en la universidad sobre la utilización de los espacios abiertos. Es así que, en primer lugar, pedimos permiso a las Escuelas de Trabajo Social y Ciencias de la información para el uso del Bosque, las cuales coincidieron en darnos la autorización por no tener conocimiento de ningún otro evento. Nos quedaba esperar el aval de la universidad, que días atrás nos había dicho a través de la secretaría correspondiente, que no tendríamos problemas.
Como producto de los contactos y los acuerdos existentes entre “La Bisagra” y Franja Morada, agrupaciones que forman parte del gobierno de la universidad, la secretaría de Planificación General nos niega la autorización bajo criterios, insistimos, netamente arbitrarios, dudosos y sobre todo políticos, y concluyen otorgándosela a la Bisagra.
Seguido a eso Planificación General nos advierte de manera informal que de intentar realizar la fiesta actuaría la “seguridad” de la universidad para impedirlo. De esta manera, con autorización en mano y burlando la autonomía de las escuelas, presionaron para que nos bajemos, usando sus influencias para apretarnos por todos lados. Nosotros ya teníamos los volantes impresos y los afiches en las paredes de todas las facus donde tenemos trabajo. Dado el esfuerzo y la inversión que eso significa, sumado a la concreta necesidad de recaudar fondos para financiar nuestras actividades solidarias en los barrios más humildes de la ciudad, nos resultaba muy difícil cambiar la fecha.
Después de aprietes, tejes y manejes, y viendo que no íbamos a desistir, nos proponen en última instancia la posibilidad de hacer la fiesta juntos. Esta opción nos parecía injusta, por haber nosotros trabajado la fiesta una semana y media en la mayor parte de la universidad, y ellos solamente dos días antes. Pero en esta situación no nos quedo otra alternativa. Para evitar confusiones y golpes bajos nos parecía necesario dejar en claro nuestra versión de los hechos. Lamentamos las prácticas que adoptan los compañeros de “La Bisagra” para, de forma caprichosa, lograr su cometido. No compartimos tampoco su acercamiento a Franja Morada que fue cómplice de la implementación de la Ley de Educación Superior menemista. El acuerdo entre estas dos agrupaciones promovió en el último congreso de la Federación Universitaria de Córdoba la reducción a la mitad de todos los delegados, concentrando el poder en las agrupaciones más grandes y perjudicando ampliamente la participación de la mayoría de las agrupaciones; ¿esto es democrático?
Ojalá reflexionen sobres sus acciones y que sus lindas consignas no mueran en un afiche. Esperamos pronto encontrarnos en la construcción de una universidad, un país y una Latinoamérica democrática, para todos y todas.
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